A pesar de que las nubes seguían sobre nuestras cabezas, después del emocionante partido, los chicos disfrutaron del primer baño en la piscina.
Cuatro Días de Convivencia y Deporte
El primer fin de semana de junio fue el elegido este año para la cuarta edición del Campus Deportivo de Street Soccer Barcelona (SSB).
Como cada año, una estancia de cuatro días completos. En esta ocasión, con 22 jóvenes de 9 nacionalidades distintas (Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea Conakry, Nigeria, Malí, Senegal, El Salvador y Marruecos).
Fredi, Yacouba, Olga y Edu les acompañamos durante los cuatro días, contando con las breves pero relevantes visitas y apoyo de Andrés, además de Alba, Esther y David (educadoras sociales del Centro de Dia de Font Honrada – Poble Sec). También nos acompañaron durante los cuatro días, Jorge y Esther, ya casi nuestro equipo de comunicación “oficial”, que no dejaron de capturar cada detalle del Campus.
Como cada año, este evento no solo fue una oportunidad para disfrutar y desconectar de la rutina diaria, sino también para fomentar la integración, el trabajo en equipo y el desarrollo personal a través de diversas actividades recreativas.
Día 1: Llegada y Bienvenida
Salimos a las 9:00 de la mañana en autobús y poco más de dos horas después estábamos llegando a Olot. Avituallamiento en un parque del pueblo y caminata hasta la casa rural. Un breve recorrido por las instalaciones y una charla de bienvenida para romper el hielo y establecer un ambiente de cooperación y camaradería desde el primer momento, incluyendo la organización de los grupos para las comidas. A calzarse las botas y saltar al campo para jugar un partido bajo la intensa lluvia. Merecida ducha y preparación para la cena. El cansancio ayudó a que todos los chicos se retiraran pronto a descansar.
Día 2: “Olot Tropical” y Naturaleza
Como cada año, el día comenzó con el ya clásico “Olot Tropical” vs. SSB. Un partido de fútbol con los jóvenes de la comunidad gambiana de La Garrotxa, en el que una vez más se demostró que el fútbol es una fantástica herramienta para fortalecer lazos y promover valores como el respeto y la solidaridad.
A pesar de que las nubes seguían sobre nuestras cabezas, después del emocionante partido, los chicos disfrutaron del primer baño en la piscina.
Por la tarde, las nubes descargaron pero la lluvia dio la suficiente tregua para poder emprender una caminata hasta las faldas de un volcán cercano. Un buen paseo por los alrededores de la zona, disfrutando de las charlas y de un paisaje y entorno excepcionales.
Tras la cena, algunos chicos se juntaron para seguir esquivar la difícil conectividad de la zona y seguir juntos a través de un móvil la final de la Champions League. Como os podéis imaginar, no todos estaban contentos pero lo importante era seguir compartiendo momentos entrañables.
Día 3: Más Fútbol y Escalada
El tercer día comenzó con otro entrenamiento suave, con juegos cooperativos. Acabando la mañana con un baño en la piscina, por primera vez, con algo de sol acompañando.
Por la tarde, se preparó una muy divertida actividad de escalada en los alrededores de la casa. Bajo la supervisión de expertos, los jóvenes desafiaron sus límites y conquistaron nuevas alturas, tanto físicas como mentales. Esta actividad no solo fortaleció su confianza en sí mismos, sino que también fomentó el trabajo en equipo y la superación personal.
En la cena nos acompañó Pau, vecino de la casa, payés y amigo del proyecto desde hace años. Entre él y los chicos se generaron intercambios de experiencias vitales que alargaron la conversación hasta altas horas de la noche. Compartiendo conocimientos sobre la agricultura y la vida rural En Cataluña y en sus países, así como reflexiones sobre la vida, la perseverancia y la lucha por un futuro mejor. Conversaciones enriquecedoras, que permitiendo a los jóvenes conocer y apreciar la diversidad cultural y las experiencias de vida diferentes a las de la ciudad. Fue un momento emotivo, lleno de reconocimiento mutuo.
Día 4: Comunidad y Despedida
El último día, nos despedimos del campo de fútbol con un torneo triangular entre los chicos. Después, último paso por la piscina y a recoger y dejarlo todo limpio y ordenado. Listos para regresar a Olot y tomar el autobús de vuelta.
Esta estancia de cuatro días fue mucho más que una simple excursión; fue una oportunidad para que estos jóvenes migrantes se sintieran valorados, apoyados y, sobre todo, parte de una comunidad. A través de actividades deportivas, recreativas y educativas, se logra crear un espacio de confianza y crecimiento personal.
Agradecemos a todos los que hicieron posible esta experiencia, desde los voluntarios y coordinadores hasta los lugareños que nos recibieron.
Esta iniciativa nos recuerda la importancia de la empatía, la solidaridad y el poder transformador de la comunidad.
¡Hasta la próxima edición!
Fotos: Jorge Barros