«El correr me dio la oportunidad de ser campeona de España y participar en varios campeonatos del mundo y de Europa. Luego me hundí…»
El correr me dio la oportunidad de ser campeona de España y participar en varios campeonatos del mundo y de Europa. Luego me hundí; las cosas se torcieron y el correr se convirtió en mi gran aliado para superar una anorexia inducida por la presión. Porque aunque apenas se hable de ello, por desgracia siguen existiendo entrenadores capaces de destrozar a personas jóvenes, para ellos poder colgarse medallas sin importarles el precio que pagan sus atletas. Más adelante me tocó luchar contra la depresión y un trastorno de ansiedad y aquí el correr volvió a ser mi gran salvación y mi gran maestro.
Al cabo de un tiempo, este deporte volvió a darme una lección de vida; el correr me permitió ayudar a fugitivos de guerra de Oriente Medio a descubrir su fortaleza y su potencial y me di cuenta de que el deporte es capaz de romper todas estas barreras estúpidas de mierda creadas por el ser humano. Y comprendí una cosa; el deporte humaniza y nos dignifica.
En la escuela aprendí a sumar, restar y memorizar. Pero el deporte me enseñó el valor de la paciencia, la disciplina y la perseverancia, por eso diré siempre que el deporte ha sido mi escuela de la vida. Correr me ha enseñado también que el movimiento es la base de la vida, la base de la salud mental y física.
Gracias al correr también he descubierto el secreto de la libertad; nuestro tesoro más preciado. Pero lo más bonito de este deporte son las personas con las que me he cruzado y sigo cruzando a cada paso del camino. Porque en el fondo, aunque a veces seamos “rivales” somos una familia. Y sólo por eso, este deporte siempre mereció, vale y valdrá la pena.